Colombia está en deuda con sus cuidadores
Colombia enfrenta un déficit crítico de médicos(as), enfermeras(os) y cuidadores. Y en plena era de nuevas longevidades, seguimos sin reconocerlos y sin formalizar su labor.
Colombia está en deuda con sus cuidadores. De acuerdo con un reciente estudio sobre salud mental publicado por la OCDE (plan de acción integral sobre salud mental 2013 – 2030 – nov.2025), Colombia tiene un enorme déficit en profesionales de la salud. El informe registra nuestras deficiencias en dos profesiones claves: medicina y enfermería. Tenemos 2.5 médicos(as) por cada 1.000 habitantes, mientras que el promedio de los países OCDE es de 3.9 médicos (as) y 1.6 enfermeras(os).
El andamiaje de los servicios de salud se hace aún más débil si agregamos a estas estadísticas los psicólogos(as), trabajadores sociales y profesionales especializados relacionados con el cuidado de las personas mayores, como gerontólogos y los geriatras, donde el estimativo es 1 médico especializado por cada 1.000 habitantes. Esta situación de déficit de profesionales de la salud afecta a toda la población colombiana, pero en especial a aquella que por su ciclo vital requerirá mayor atención: la población longeva.
Por eso mi visión para el próximo periodo legislativo en el Congreso de la República es que se aborde esta importante problemática y ayudar a resolver dicha deficiencia. Debe haber mayor acceso, y a menores costos, a las carreras en ciencias de la salud y a más hospitales universitarios, que permitan mayor volumen en la capacitación de especialistas. En paralelo, debemos orientar parte de los presupuestos de los Ministerios de Salud y Educación para subsidiar los costos derivados de la capacitación de especialistas.
Y es que no podemos generar especialistas si por cada semestre de especialización les están cobrando al estudiante más de 40 millones y, además, le pagan al estudiante un salario de miseria que nos les permite ni siquiera cubrir sus necesidades básicas de manutención durante su período lectivo. Si a este panorama le agregamos la informalidad que se presenta dentro del mercado del cuidado de la población infante y mayor, nuestra situación se percibe como crítica.
El Ministerio de la Información y las Comunicaciones publicó el pasado agosto un estimativo que dice que 4 millones de personas se dedican, la gran mayoría de ellas de manera informal, al cuidado de personas mayores. Esa cifra la publicaron para soportar el lanzamiento de una plataforma digital que supuestamente va a permitir la capacitación básica de los cuidadores, que es uno de los requerimientos que está exigiendo la ley 2297 de 2023, conocida como la ley del cuidado. Sabemos que, como muchas de las iniciativas de este gobierno, esta noticia se va a quedar en el papel y una ley que iba a actualizar la ley 361 de 1997 (sobre el cuidado y la integración social para todos los discapacitados en Colombia), y que estábamos esperando desde lustros atrás, no se va a implementar.
Considero que en la Cámara de Representantes, entre 2026 y 2030, se debería materializar e impulsar la implementación de esta ley que formaliza y profesionaliza la labor del cuidador. Mucho tiempo nos tomó lograr que Bogotá fuera pionera de la reglamentación de un esquema básico de remuneración a las madres comunitarias, y el hacer entender a nuestra sociedad que ser cuidador es un trabajo importante y más en esta coyuntura de nuevas composiciones familiares (2.9 personas por hogar). De unas nuevas longevidades que exigirán mayores niveles de cuidado y de prevalecientes condiciones de pobreza y pobreza extrema de mucha de esta población.
Formalizar al cuidador es censarlo, capacitarlo y reconocerlo como sujeto de ingresos laborales. Para ello, debemos exigir la reglamentación e implementación de la ley 2297/23. Mi visión es exigir a los ministerios de Salud y Educación que caractericen el perfil de cuidador, implementen programas de capacitación y diseñen los respectivos certificados que los acrediten. Y, finalmente, al Ministerio de Trabajo que obre en consecuencia y flexibilice los requerimientos laborales y permita que su seguridad social sea una realidad.
Estamos en mora de desarrollar la Economía del Cuidado. Y la aplicación plena de la Ley 2297 es primordial para iniciar su necesaria estructuración. Colombia necesita cuidadores, y lo que falta es ser garantes y agentes activos en este propósito de innovación social.