Al oído de Petro: menos populismo y más responsabilidad de Estado

Pocas veces en la historia de Colombia un gobierno había logrado concitar tantas reacciones en su contra, provenientes de las más disímiles corrientes.


José Fernando Torres
oct 20 de 2022 01:30 p. m.
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El pasado 23 de agosto expresé en mi columna intitulada “Hacia dónde va el Gobierno” que “Los nombramientos y recientes decisiones del gobierno permiten avizorar una estrategia bien pensada y estructurada para perpetuarse en el poder, debilitar las instituciones, golpear al empresariado y a la clase media, poner en entredicho la propiedad privada y vender una nueva historia de Colombia.” Señalé, además, que “El nuevo gobierno ha dejado ver claramente que buscará la movilización popular para apoyar las reformas” y que “Es tiempo de que la sociedad se organice si quiere ver alternancia en el poder”. Dije también, en otra columna (6 de septiembre), que sería necio pensar que el clima interno no tenía incidencia alguna en la disparada del precio del dólar. 

Han transcurrido apenas unas 10 semanas desde la posesión y ya es evidente que pocas veces en la historia de Colombia un gobierno había logrado concitar reacciones tan fuertes en su contra. Gremios económicos, columnistas, comentaristas económicos, excandidatos presidenciales, precandidatos, algunos expresidentes, diarios de opinión, políticos de varias corrientes, la ciudadanía, es decir, las fuerzas vivas del país, se han manifestado de diversas maneras en contra del Gobierno. ¿Constituyen esas manifestaciones, acaso, estigmatizaciones contra el Gobierno o, por el contrario, una absoluta coincidencia de criterios en el sentido de que las cosas no andan bien y que es necesario replantear el curso? 

Basta una mirada desprevenida, querido lector, para que usted mismo lo constate. No estaba equivocado. 

El FMI reportó a través de su informe de perspectivas económicas que Colombia espera cerrar este año con una tasa de desempleo de 11,3 %, la tasa más alta proyectada en América Latina. Por otro lado, el precio del dólar alcanzó máximos históricos. Y basta leer algunos comentarios recientes que circulan en grupos de WhatsApp. Todos ellos reflejan miedo, temor, incertidumbre y una fuerte sensación de que el Gobierno no escucha, no quiere oír, quiere imponer a toda costa su voluntad, y que sus declaraciones altisonantes desestabilizan al país.   

La ANDI, por intermedio de su presidente, Bruce Mac Master, advierte que la economía decrecería por cuenta de la reforma tributaria, que la situación económica “es la más delicada en muchos años” y que “no es justo y es estigmatizante que el presidente diga que no queremos pagar impuestos para pagar la paz”. 

Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco y del Consejo Gremial: “si se afecta al tiempo el ahorro, el consumo y la inversión, entraremos en una franca parálisis”.

Salomón Kalmanovitz: “Algunos actos funcionarios de la administración (..) están empeñados en detener la explotación de hidrocarburos en el país y con ello atentan contra el futuro de Ecopetrol, la empresa más grande de Colombia y la que genera casi el 60% de nuestras exportaciones”

Salud Hernández considera que la democracia es el enemigo de Petro. “Igual que la verdad. La coherencia. La templanza. El pacifismo. La prensa libre. La independencia y rigurosidad del Banco de la República. La propiedad privada. Las normas que rigen el Estado de derecho”.

Juan Carlos Echeverri: “Colombia está a punto de alterar a fondo sus instituciones políticas. Finalmente, la justicia colombiana hace tránsito a perdonarle todo a los malevos de todas las raleas, bajo la consigna de la Paz Total. Que bien podría llamarse el crimen total legitimado. Cuando se puede masacrar, violar, asesinar, robar niñas, esclavizar, traficar, expropiar, evadir y lo único que hay que hacer es esperar en el monte a la siguiente paz gubernamental, de las cuales ha habido 25 en medio siglo, según documenta el profesor Cepeda Ulloa, Colombia ya evolucionó a desbaratar su justicia”.

Rafael Nieto Loaiza expresa que Petro “echa gasolina al fuego” y que “Las declaraciones contradictorias de los ministros, los trinos y pronunciamientos de Petro, y las decisiones gubernamentales, entre ellas la tributaria y las relacionadas con el sector minero energético, han generado enorme incertidumbre y son en buena parte responsable de la altísima devaluación”. 

Ernesto Lucena Quevedo afirmó recientemente, en la Barbería de Calderón, que Petro “es un operador de unos poderes internacionales y nacionales y latinoamericanos para constituir un estado socialista en Colombia, ese es el trabajo que está haciendo Petro a la perfección (…) Petro llegó para continuar en el poder con un estado socialista; si no es Petro será el que diga Petro y continuarán por muchísimos años en Colombia, que no se equivoquen que no seamos pecando de ingenuos, no sé qué podemos hacer los demócratas para evitar esa permanencia en el poder de unas ideas de tipo socialista no humanistas y mucho menos no son una socialdemocracia”.

Alberto Bernal: “el nivel de incertidumbre para con Colombia está en niveles extremos” y “es totalmente antiético, por no decir criminal, destruir la estabilidad económica de un país de 50 millones de personas por cumplir con una ‘promesa de campaña’”.

Vargas Lleras titula una columna “Dictadura en el Congreso” y dice que “el Gobierno hace oídos sordos”, “Ante la mirada atónita de las menguadas fuerzas de quienes no están en el Gobierno y abusando del mensaje de urgencia para no perder un minuto en debates para ellos estériles, las mayorías ahora practican lo que por años criticaron”. Y David Luna afirma que “Están sacando todo a pupitrazo”.

Enrique Peñalosa anota en su más reciente columna “Para dónde va realmente Petro” que “en la visión que plantea Petro, el Estado, sus instituciones y sus normas (la Constitución y las leyes) no son legítimos. No hay entonces justificación ética o política para protegerlas o defenderlas. Todo en su discurso indica que, para él, lo que tiene legitimidad democrática no es el Congreso elegido y menos aún la Justicia. No es con ellos que va a hacer los cambios: es con la gente en la calle; ¨es convocando a la población, a las calles, a las plazas públicas, para construir colectivamente el país que queremos¨”. Asimismo, considera que “Defenderemos mejor nuestra democracia, si tenemos presente qué la amenaza”.

Alvaro Ramírez afirma que la causa de todo el “maremágnum económico” ha sido la llegada de Petro al poder, a efecto de lo cual alude a la devaluación existente -que llegó a máximos históricos- y a la caída en el precio de las acciones de Ecopetrol.

Julio Londoño Paredes: “ahora más que nunca estamos ahogados en medio del narcotráfico” y que “No se conocen los detalles de la fórmula de la “paz total”, pero muchos temen que se puede dar paso para que Colombia se convierta en un refugio de bandidos de diferentes nacionalidades y procedencias que lo único que tendrían que hacer es asociarse y lógicamente asumir lemas políticos”.

Un editorial de El Colombiano señala, a propósito de las declaraciones dadas por el presidente Petro en un encuentro con las comunidades indígenas en el Cauca, lo lamentable que el presidente “viera a un ministro suyo como enemigo” y que “A ninguno se le había ocurrido declararle la guerra a la Constitución y a la ley, dándoles el calificativo de enemigos”.

Martin Alonso Pinzón, con ocasión de esas mismas declaraciones, afirma que las mismas son “un llamado a que cesen las divisiones y conflictos interétnicos en el Cauca para que haya organización popular y social que apoye las reformas del gobierno”. 

Viviane Morales: “Cuando Petro se refiere al enemigo interno como principal obstáculo para hacer El Cambio, simplemente está acudiendo al abecé de la cartilla populista”.

Juan David Escobar Valencia se refiere a “el peligro de intentar reducir el mal en vez de enfrentarlo” y que “No enfrentarlas rotundamente les da tiempo y recursos para que finalmente hagan lo que querían hacer, incluso de peor magnitud y con efectos irreversibles”.

Frente a esto, ¿será que el pueblo colombiano padecía de ceguera cuando eligió a Petro? ¿Será que empieza a ver un panorama que no le gusta, contra el cual debe reaccionar? El gobierno, ciego y sordo, pero muy locuaz, está a tiempo de cambiar el rumbo. Si no lo hace, si no se introducen rectificaciones, si no se cambian algunos ministros, el país entrará en una espiral descendente, en un caos. Amanecerá y veremos.

Twitter: @josetorresf

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