Nadie aprende del socialismo ajeno
Colombia recorre el camino que muchos le gritaron evitar.
Por primera vez en la historia se aprueba una reforma tributaria antes que un plan de desarrollo, un salto de 60 años al pasado en el que los más afectados serán los hogares de menores ingresos.
En palabras más palabras menos, primero el dinero y luego nos cuentan en qué se gastarán nuestros impuestos. Cuando el bolsillo esté vacío pretenden que la única opción sea obedecer al régimen. Imponiéndonos una carga de impuestos a todas luces regresivos que aumentarán la inflación y la pobreza extrema alejándonos cada vez más de una estabilidad fiscal.
El supuesto gobierno del cambio no ha sido más que el continuismo de la política tradicional que dio la espalda a los colombianos por las ganas de devorarse en prebendas y transacciones burocráticas el poder. Hoy son los responsables en igual medida de la decadencia de nuestra economía, del riesgo en nuestra seguridad minero energética e institucional.
Hoy estamos al frente de la fórmula que los gobiernos de izquierda hunden al continente latinoamericano, en menos de 100 días buscan acabar con la estabilidad política, económica y social. Iniciando con la destrucción de la industria extractiva, con sobre tasa del impuesto de renta por la tributaria y la incertidumbre si se van a realizar o no nuevas exploraciones de gas y petróleo.
Lo que inició el año pasado quemando 25 ambulancias en Bogotá, va en acabar el sistema de salud. La reducción del presupuesto al sistema solicitada por la ministra Corcho generará la crisis que necesitan para devolvernos al fracasado seguro social.
Un ministro de Defensa que solicita recortar su presupuesto en $800.000 millones a las Fuerzas Militares en medio de una crisis en materia de seguridad, y la criminalidad disputando el control de territorios por el narcotráfico.
El propio presidente de la Asociación de Petróleo y Gas Francisco José Lloreda afirmó hace algunos días que no hay necesidad de una reforma tributaria pues el sector de hidrocarburos está en la capacidad de girarle a la Nación los 22 billones que se buscan recaudar, lo que deja sin argumento el empeño del Gobierno Nacional de gravar a la clase media hasta desaparecerla.
El camino de este gobierno es debilitar la fuerza pública y premiar la delincuencia, la misma que hizo un paro armado presionando votar por Petro y hoy el gobierno le retribuye con la ley de “paz total” que busca la salida de las cárceles de los miembros de la llamada primera línea, capturados en el 2021 por los actos de terrorismo urbano en las principales ciudades del país, queriendo entonces pasar por encima de la independencia de justicia.
El objetivo no es otro que sacarlos a las calles el 2023 año de las elecciones regionales como supuestos gestores de paz para volver a atemorizar a la ciudadanía y nuevamente imponer el miedo.
Los que nunca han construido nada, ahora llaman a destruirlo todo. Los mismo que hace un año con la excusa de la tributaria incendiaban a Colombia acabando con el comercio con piedras y saqueos, quemando estaciones del transporte público, bloqueando las principales ciudades del país impidiendo el abastecimiento de alimentos, hoy celebran junto al gobierno la aprobación de una tributaria que aumentará el recaudo en casi 20 billones en 2023 a costa de las familias más vulnerables.
Nadie aprende del socialismo ajeno, no aprendieron ni viendo a los venezolanos caminando por las carreteras, ni escucharon el llamado de los chilenos, peruanos, nicaragüenses, argentinos, cubanos, mexicanos a no entregar nuestro país.
Sin embargo, todo el reconocimiento a la Colombia decente que ha salido las calles desafiando al régimen, preocupada por el abismo en que va nuestra economía y la inminente ola de desempleos. Han sido tres marchas multitudinarias en diferentes ciudades del país, colombianos libres alejados de los partidos políticos, con una convicción fuerte ¡mejor marchar que marcharse!
@josiasfiesco
Analista político y columnista. Creador del Centro de Reflexión Política ‘Bogotá se levanta’.