¿Y los colombianos? Desprotegidos.
Mientras en el Cauca, Antioquia, Nariño y otros territorios el Estado brilla por su ausencia y la criminalidad avanza con fuerza, Gustavo Petro decidió enviar 25.000 soldados colombianos a la frontera… para proteger a Nicolás Maduro.
No es ficción. Es la realidad de un país donde el gobierno parece más comprometido con los intereses de una dictadura extranjera que con la seguridad de su propio pueblo.
La violencia en Colombia no da tregua. En lo que va de 2025, se han registrado más de 1.200 homicidios relacionados con estructuras criminales. El Tren de Arafua, Clan del golfo etc, usando tecnología, redes de extorsión, trata de personas y sicariato.
Las disidencias de las FARC y el ELN operan con total impunidad, en muchos casos superando a la fuerza pública en capacidad militar, incluso usando drones en operaciones ilegales.
¿La respuesta del gobierno? Abrazos para los criminales, bloqueo de extradiciones y un negacionismo abierto frente al cártel de los soles, una estructura criminal integrada por altos mandos venezolanos, señalada de narcotráfico por Estados Unidos, con recompensas multimillonarias sobre sus cabecillas. Petro no solo niega su existencia, sino que ahora despliega tropas para proteger la frontera del régimen que lo encabeza.
¿Es ingenuidad, ideología, o complicidad? Sea cual sea la razón, es inaceptable. La política exterior colombiana no puede convertirse en una extensión de los intereses del chavismo. Mucho menos a costa de la seguridad nacional y la soberanía de nuestro propio territorio.
Colombia está abandonada. Mientras Maduro duerme tranquilo bajo protección militar colombiana, nuestros territorios están tomados por bandas armadas, y nuestras comunidades viven bajo miedo y silencio. No se puede llamar “progresista” a un gobierno que ignora a su pueblo para proteger a un dictador.
Petro ha fracasado en todo: economía, salud, justicia, seguridad y ahora política internacional. Pero con esta decisión, cruza una línea grave: la subordinación abierta a un régimen acusado de narcotrafico y violaciones de derechos humanos.
Suena cada vez más claro: Petro no enfrentó a los carteles. Tiene el sol a sus espaldas, y al cartel de los soles en la frontera.
¿Y los colombianos? Desprotegidos.