Sistema de Salud en UCI

La salud no entiende de ideologías, entiende de resultados.


Juan Carlos Bolívar
ene 15 de 2025 11:14 a. m.
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La salud de los colombianos está en terapia intensiva. Los números no mienten, aunque algunos traten de maquillarlos con discursos ideológicos. En el último ranking del Health Care Index de Ceoworld, Colombia se desplomó 46 posiciones en apenas tres años. Pasamos de estar en el puesto 31 a caer al 81. ¿La causa? Un sistema de salud que, bajo el mandato de Gustavo Petro, ha sufrido una hemorragia de ineficiencia, improvisación y abandono.

En 2021, teníamos una infraestructura médica que era referente en la región, una disponibilidad de medicamentos aceptable y un sistema que, pese a sus fallas, contaba con la capacidad de prepararse para crisis sanitarias. Hoy, cada uno de estos indicadores se encuentra en caída libre. Lo más alarmante es que el puntaje más bajo está en la preparación gubernamental: de 91,7 en 2021 a 53,55 en 2024.

Esto refleja un gobierno desconectado de la realidad, que prioriza debates ideológicos sobre las necesidades inmediatas de la gente. Mientras Petro insiste en reformar el sistema, los colombianos enfrentan barreras de acceso, citas médicas interminables y un modelo administrativo que parece diseñado para frustrar a los pacientes.

Las reformas son necesarias cuando buscan mejorar, pero esta no parece ser la intención. La reforma a la salud ha paralizado un sistema que requería ajustes, no una demolición. La obsesión por desarticular las EPS ha generado incertidumbre, afectado la infraestructura y encarecido los medicamentos. Según Elisa Torrenegra, la reforma dejó al sistema en "semi parálisis". La consecuencia es clara: mientras discutimos, las vidas están en juego.

Es insólito que países como Brasil, que en 2021 estaban por debajo de Colombia en el ranking, ahora lideren la región. Brasil ocupa el puesto 38, mientras que México, Costa Rica y Panamá también nos superan. Colombia, que alguna vez fue un ejemplo en América Latina, ahora se enfrenta al peligro de convertirse en un caso de estudio de cómo no gestionar un sistema de salud.

El problema no es solo técnico, sino profundamente político. La reforma impulsada por Petro no está diseñada para solucionar problemas estructurales, sino para implementar una visión ideológica. Pero la salud no entiende de ideologías, entiende de resultados. La terquedad del gobierno está cobrando vidas, y la negligencia no se mide únicamente en estadísticas, sino en tragedias humanas.

El presidente ha preferido gastar su capital político en desmantelar lo que funcionaba en lugar de construir sobre los avances. Cada día que pasa sin soluciones es un día en el que un colombiano pierde su derecho a la salud. La caída de Colombia en el ranking de Ceoworld no es solo un golpe al orgullo nacional; es una alerta roja que el gobierno parece ignorar.

Gustavo Petro llegó al poder prometiendo un cambio, pero lo que estamos viendo es una crisis. Y esta crisis no se resolverá con más discursos, sino con decisiones responsables y coherentes. De lo contrario, el sistema de salud colombiano quedará sin pulso.

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