Buscando enemigos
La oposición, el empresariado, Estados Unidos, la prensa, las cortes y el Banco de la República; serán los antagonistas para el presidente Gustavo Petro en los 372 días que le quedan de Gobierno.
A falta de ideas, peleas. Una de las principales características del Gobierno de Gustavo Petro ha sido la de buscar enemigos para justificar: no sólo su falta de ejecución, sino también los malos resultados de las políticas implementadas.
Esta semana el Presidente y su ministro de Hacienda, Germán Ávila, graduaron al Banco de la República del nuevo enemigo de la Nación, luego de que la Junta Directiva del Emisor decidiera mantener, por tercer mes consecutivo, inalteradas las tasas de interés en 9,25%. Minutos después de que Leonardo Villar, gerente general del Emisor, leyera el comunicado anunciando la decisión del Emisor el presidente Petro aseguró que la entidad quiere “acabar la economía colombiana porque apuesta electoralmente con mucha irresponsabilidad”.
De hecho, durante la rueda de prensa de la Junta Directiva del Emisor un colega le preguntó al ministro Ávila ¿qué pensaba de las declaraciones del Presidente? a lo que el funcionario dijo: “yo soy el Ministro de Hacienda del presidente, Gustavo Petro, por eso el día que yo no esté de acuerdo con él, lo razonable sería que me retirara yo o que él me retirara. Ninguna de las dos cosas sucede en este momento. Los comentarios que hace el Presidente están dentro de su libre autonomía y son comentarios que yo respeto y comparto”.
Juzguen ustedes mismos, pero ya nos quedan claras las razones por las que Ávila es ministro de Hacienda: hacer todo lo que diga Petro. Eso explica también la salida de sus predecesores: Ocampo, Bonilla y Guevara tenían “algo” de razón y responsabilidad teórica y económica por lo que no iban a romper la Regla Fiscal ni a emprender una guerra directa contra el Banco de la República.
Lo curioso es que el Gobierno no se ha enterado, o no le presta atención a los comunicados del Banco de la República, porque la misma Junta le dice que la crisis e incertidumbre fiscal que vive el país es la que impide al Emisor bajar las tasas de interés pues existe un riesgo económico inminente. Si las finanzas públicas estuvieran saneadas, si el Presupuesto General de la Nación se llevara a cabo de manera adecuada y si el Gobierno no inflara las cifras de recaudo tributario, seguramente el BanRep ya hubiera reducido más los intereses.
Los demás enemigos
A falta de resultados, el Gobierno buscará acrecentar las peleas con los distintos actores de la sociedad para disimular su fracaso, pero, sobretodo, para avivar las llamas de sus seguidores en plena época electoral.
Todos los días hay un mensaje del presidente dedicado a la prensa por algún escándalo que le destapa o por algún titular que lo incomoda. En las calles ya es peligroso hacer reportería con los logos de los medios tradicionales porque la gente te insulta o hasta te agrede (me pasó).
Según Petro, la oposición y el empresariado son los responsables de los malos resultados de las políticas que él mismo ha implementado. Para desviar la atención de la crisis explícita del sistema de salud, provocada por el Gobierno, le echa la culpa a las EPS. Para justificar la crisis fiscal del país, culpa a los empresarios y a las industrias extractivas.
En las últimas semanas el Presidente se inventó un intento de golpe de estado en el que acusó a Estados Unidos de participar. La situación fue tal que le tocó retractarse en público para evitar la ira de su homólogo Donald Trump (ambos Presidentes, ambos delirantes).
La relación con las altas cortes no es diferente: cuando fallan a su favor (o en contra de sus enemigos) es la justicia divina la que está actuando. Pero cuando las decisiones van en contra de sus intereses los acusa de estar comprados o de que simplemente la institucionalidad está del lado “de los oligarcas”. Ni hablar de los tratos a la oposición y a los congresistas a los cuales ha llegado a tratar de genocidas.
Lo cierto es que quedan poco más de 370 días en los que los ataques y desprestigios van a aumentar y es cuestión de nosotros evitarnos cuatro años más de desgobierno y polarización.