El nuevo ADN empresarial: agilidad, tecnología y aprendizaje continuo
La tecnología debe habilitar nuevas formas de conectar con los clientes, pero también nuevas formas de liderar y formar talento.
Vivimos en una época donde la estabilidad dejó de ser sinónimo de fortaleza. Las empresas que antes triunfaban por su tamaño o por su historia, hoy enfrentan la disrupción de startups que piensan distinto, actúan rápido y aprenden mucho más rápido. En este nuevo entorno, la sobrevivencia no la garantiza la experiencia acumulada, o los años de trayectoria, sino la capacidad de reaprender todos los días con nuevas tendencias, que cambian constantemente y cada vez son más importantes.
Hoy la ventaja competitiva es estar en modo beta permanente: es decir, entender que ningún producto, ni proceso, ni modelo de negocio está terminado, que todo puede y debe, ser probado, ajustado y re-imaginado en función del contexto, pero sobre todo, del cliente. Las organizaciones que lo están entendiendo, operan como sistemas vivos: se adaptan, evolucionan y están dispuestas a soltar el control para ganar velocidad. Ese es el verdadero cambio adaptativo.
Y este cambio, implica hacerlo profundamente en el ADN de todas las empresas y, por ello, nosotros en Esic Business & Marketing School (Esic Medellín) lo vemos todos los días. Primero, por la agilidad: no basta con ser eficientes, ahora hay que ser veloces en la toma de decisiones, en la ejecución y sobre todo, en el aprendizaje. La agilidad ya no es una metodología, es una mentalidad.
Segundo, por el uso estratégico de la tecnología. No se trata de adoptar herramientas solo por adoptarlas, porque es lo que todos están haciendo, sino de poner la tecnología al servicio del propósito, de los datos y del diseño de experiencias memorables para ese cliente que cada vez es más exigente.
La tecnología debe habilitar nuevas formas de conectar con los clientes, pero también nuevas formas de liderar y formar talento. Ese talento es el que se debe liderar con la convicción de que el futuro está cada vez más cerca y que ya estamos inmersos profundamente en diferentes tecnologías e innovaciones.
Y tercero, pero quizás lo más importante, el aprendizaje continuo. Las empresas que sobresalen están invirtiendo tanto en data como en desarrollo humano. El conocimiento se desactualiza con rapidez, por eso es clave construir culturas organizacionales donde aprender, desaprender y volver a aprender no sea un reto, sino una rutina.
Desde nuestra institución, por ejemplo, nos concentramos en que ese aprendizaje sea lo más novedoso posible con nuestros programas a la medida y que desde las empresas que visitan nuestras aulas, se continúe el legado de transformación que nosotros siempre propiciamos.
Definitivamente, esta visión no es solo para empresas tecnológicas o de core de innovación. Toda organización, sea del sector que sea, está llamada a repensarse en sus estructuras, sobre todo las estructuras que requieren transformación. Debemos de pensar en un cliente y consumidor ávidos de experiencias nuevas y gratificantes para que la economía siga fluyendo.
Por todo lo anterior, en nuestros programas formamos líderes con mentalidad digital, sí, pero también con pensamiento crítico, capacidad de adaptación y una fuerte orientación al propósito. Porque sabemos que el cambio es inevitable, pero el aprendizaje es una elección.
Quienes abracen el cambio como parte de su cultura, sobrevivirán. Quienes aprendan más rápido que su competencia, crecerán. Y quienes se atrevan a transformar el futuro, lo liderarán. Desde Esic, estamos llegando mucho antes al futuro.