El huracán Quintero
Dolor causa el abandono de nuestros niños y adultos mayores. Colegios públicos se están cayendo ante la mirada de una Alcaldía que mucho trina y poco hace.
Las montañas del Valle de Aburrá acogen la ciudad de Medellín y a pesar de que la rodean, como una especie de muralla impenetrable, hay dos fenómenos que lograron permearla: la mafia de los años 90 y la profunda degradación de la política, que llegó en el año 2020, a la que me refiero como “huracán Quintero”.
Nuestra ciudad cumple casi tres años bajo el plan de desarrollo de Quintero, denominado “Medellín Futuro 2020-2023”. Los siguientes datos permiten vislumbrar, tan solo un poco de lo que parece significa el futuro para la administración actual.
El semestre pasado conocimos que el 40% de las familias de las comunas nororientales se acuestan sin las 3 comidas y el 20% de los habitantes de Medellín se acuestan con hambre, según encuesta de Percepción Ciudadana - 2021, que publicó Medellín Cómo Vamos.
El deterioro mental es preocupante y aún no hay una política de salud pública que responda a la gravedad del tema. Según Medicina Legal, se presentaron 128 registros de suicidio, entre enero y julio de 2022, siendo Medellín la segunda ciudad del país con mayores casos. En ello, por supuesto, incide el creciente consumo de drogas, entre las que se menciona reiteradamente en los barrios de la ciudad, el tusi o cocaína rosada.
Dolor profundo causa el abandono de nuestros niños, madres y adultos mayores. Los colegios públicos se están cayendo ante la mirada impávida de una Alcaldía que mucho trina, pelea y poco hace. Las cifras de prostitución infantil, constituyen una tragedia sin precedentes. Aunque el programa Buen Comienzo cuenta con más recursos, tenemos más niños y madres desatendidos. La desnutrición en primera infancia es la más alta en 8 años y la Alcaldía descuidó los programas de los adultos mayores, dejando a muchos, sin atención integral y alimentación.
Tantas problemáticas, sin respuesta, denotan que la inversión social para resolverlas ha sido más que insuficiente, en una Alcaldía que, en ya casi 3 años, ha tenido un presupuesto de más de 18,3 billones, gracias, en gran medida, a las transferencias que recibe anualmente de EPM. Pero entonces, ¿dónde están los recursos?
Eso sí, mientras la “Medellín Futuro” nos tiene viviendo un presente oscuro, Quintero y su gabinete prefieren avanzar en su agenda de odio y división, cazando peleas con líderes y partidos políticos, funcionarios e instituciones públicas, empresas, emprendimientos, medios de comunicación, universidades, gremios, veedurías, líderes sociales, entre otros.
La experiencia del huracán Quintero, que hemos padecido como ciudadanos, sin duda alguna nos deja una lección: Por más cimientos de libertad que tengan las montañas, o las murallas, la corrupción y la politiquería tiene la capacidad de erosionarlas.
Hay que unirnos en torno a la esperanza y la confianza, en torno a líderes, proyectos éticos y democráticos.
Los huracanes arrasan con todo lo que se cruza en su camino. Quintero arrasó con Medellín y aún no sabemos con certeza cuántos años tardaremos en reconstruirla. La única certeza es que gozamos de la resiliencia ya probada en los 90, tan necesaria para volvernos a levantar.
Twitter: @JuliaCorreaNutt