Petro: el arte de asustar para triunfar

Gustavo Petro es de profesión economista, por eso sorprende su escasa habilidad para leer la realidad económica del país y el mundo. El presidente carga un récord de augurios fallidos y predicciones catastróficas que nunca se cumplieron.  

A finales del año pasado, por ejemplo, Petro anunció a través de su cuenta de Twitter que el precio del petróleo se iba a desplomar. 

"Desplome del precio mundial del petróleo a la vista", aseguraba. La predicción no pudo salir peor, los meses siguientes el precio del crudo subió de manera acelerada, llegando a niveles que no se veían desde hace una década. 

Por esas mismas fechas, Petro sentenció que en 2022 la economía colombiana se "estancaría". Ocurrió exactamente lo contrario: durante 2022 el país continuó la recuperación pospandemia, con la tasa de crecimiento -cercana al 7%- más alta de la región y una de las más altas del mundo.  

Pero no solo en su papel de candidato, Petro ha fallado en sus lecturas de la economía, a menudo marcadas por la exageración. Hace apenas unas semanas, cuando ya era presidente electo, Petro advirtió a los inversionistas, que estaban sacando sus capitales del país, que "perderían sus dineros". 

"A quienes hoy están comprando dólares en Colombia, con el mayor respeto tengo que anunciar, que cuando los ponga de nuevo a la venta, valdrán menos en ese momento", decía el presidente el 11 de julio pasado, cuando la TRM se encontraba cercana a $4.400, unos seiscientos pesos por debajo de lo que tenemos hoy. 

Es decir, si un inversionista hizo lo contrario de lo que Petro le aconsejó, por cada millón de dólares que compró el 11 de julio hoy se está ganando unos $600 millones de pesos. Un negocio redondo de los que no oyeron al presidente. 

Pero, a pesar de sus fracasos predictivos, Petro no parece que vaya a cesar su tarea de vaticinar el futuro económico. Desde hace unos días viene pronosticando que va a llegar una fuerte recesión económica, que afectará con dureza a la economía colombiana.  "Tenemos una recesión a la vista", señaló en un evento gremial hace algunos días. 

Una recesión, recordemos, es un período de dos trimestres consecutivos con crecimiento económico negativo. 

Lo extraño es que, si bien el mundo enfrenta un panorama económico desalentador para 2023, las previsiones de los analistas y entidades más importantes, no hablan de una recesión, ni en Colombia, ni en Estados Unidos, ni siquiera en la mayoría de las maltrechas economías europeas. 

El FMI, por ejemplo, proyecta que la economía colombiana crecerá 2,2%. Ningún analista relevante anticipa, de momento, una recesión. 

Ya veremos si el pesimismo de Petro se materializa esta vez o, como es habitual, se equivoca. Pero más importante que eso es preguntarse, ¿por qué anuncia una recesión que no están viendo los expertos? ¿Por qué al presidente le interesa que la opinión vea con pesimismo el futuro económico?

Cuando era candidato era fácil de entender: sus predicciones tenían como objetivo, no hacer un análisis mesurado de la realidad, sino auspiciar un ambiente de malestar frente a las políticas económicas del gobierno de Duque. 

En parte, esa visión pesimista sobre la economía del país, que logró transmitir con éxito a la opinión pública, lo llevó a la Casa de Nariño. Asustar a los ciudadanos fue una fórmula sagaz que facilitó su triunfo. 

¿Pero qué gana hoy Petro haciendo lo mismo? ¿Por qué el presidente busca que ese relato persista? La respuesta que aventuro es inquietante: Petro está sacando una "sombrilla". Su formación de economista, que no ha usado para leer con éxito la realidad, sí le sirve para anticipar que su proyecto populista se traducirá en un rápido deterioro de la economía colombiana. 

Como no pretende renunciar a ese proyecto, desde ya anuncia una fuerte recesión ocasionada por factores externos. Una coartada ideal para responder cuando le reclamen por las crisis que sus ideas ocasionan. 

@IglesiasJulio87
Analista Financiero