Las pensiones son un tema de mujeres
¿Por qué las mujeres tenemos pensiones y devoluciones de aportes menores? Las razones son tres: tiempo, dinero y esperanza de vida.
Estoy segura de que el mundo sería un lugar mejor si las mujeres lideráramos más debates. Pero hoy, en el día que conmemoramos luchas históricas, quiero llamar a todas las mujeres a tomarnos un debate puntual y urgente en el que necesitamos más voces femeninas; el pensional. Hemos visto la equidad laboral principalmente desde la brecha salarial, pero también existe una brecha pensional que el sistema favorece y que bajo las condiciones actuales se acrecentará en el tiempo.
Entonces, ¿por qué las mujeres tenemos pensiones y devoluciones de aportes menores? Las razones son tres: tiempo, dinero y esperanza de vida. Primero, las mujeres contamos con menos tiempo para cotizar. Explicado, en parte, por el diseño del sistema pensional: las mujeres nos pensionamos 5 años antes que los hombres. Sin embargo, la principal causa es el tiempo dedicado al cuidado del hogar; Urdinola y Tovar encuentran que mientras una mujer a sus 25 años tiene disponibilidad, en promedio, de 20 horas a la semana para trabajar, un hombre tiene 40 horas disponibles. Aún peor, la brecha continúa aumentando y no vuelve a cerrarse, por esto en la edad en la que un profesional alcanza el pico máximo de su carrera (cerca a los 40 años) las mujeres tienen una disponibilidad de 25 horas, mientras los hombres de 48 horas. Tener menos tiempo para cotizar implica que en promedio siempre vamos a aportar sobre salarios más bajos que los hombres bajos porque tendremos menos experiencia (esto sin contar la brecha salarial). Llevando a montos ahorrados menores y también menos semanas cotizadas.
Ahora, en cuanto al monto de dinero cotizado, para nosotras también es menor ya que la brecha salarial es del 19 %. Es decir, mujeres igual de capacitadas y en cargos similares tienden a tener salarios 19 % más bajos que sus pares hombres en Colombia. Además, no recibimos ningún reconocimiento monetario por la segunda jornada que muchas veces realizamos en el cuidado del hogar. Lo que lleva a que nuestras cotizaciones sean menores por tiempo y dinero implicando menores ahorros y mesadas o devoluciones al final de nuestra vida laboral.
Tercero, la esperanza de vida una variable fundamental en el cálculo de las mesadas y en la sostenibilidad de un sistema. Las mujeres somos más longevas, lo que implicaría que para tener mesadas similares y sostenibilidad fiscal deberíamos pensionarnos después que los hombres. En promedio las mujeres tenemos una esperanza de vida de 78 años, mientras los hombres de 72 años. Cuando una mujer se va a pensionar en el régimen de ahorro, así tenga el mismo monto ahorrado que un hombre, que como ya vimos es casi imposible, tendrá una mesada menor porque su dinero tiene que alcanzar para más años. Asimismo, en Colpensiones las mujeres terminan recibiendo subsidios 20 % mayores que debemos pagar entre todos los colombianos. Así sea impopular las mujeres deberíamos tener una edad de pensión superior a la de los hombres.
En suma, las mujeres tenemos tiempos de cotización limitados; nos enfrentamos a un modelo de cotización poco flexible que no responde a jornadas laborales parciales que se pueden acomodar mejor a nuestras necesidades y tenemos que asumir la carga de las labores de cuidado del hogar sin ninguna remuneración. De forma tal vez paradójica, las mujeres tenemos más años de educación que los hombres, somos mejores ahorradoras y nuestro bono demográfico durará más tiempo que el de los hombres, es decir, tendremos por más tiempo más mujeres en edad de trabajar que adultas mayores. Es impetuoso tener en cuenta estos aspectos en cuenta de cara a la reforma pensional, explotar el bono demográfico femenino formalizando mujeres, al menos igualar la edad de pensión, lograr reconocer de forma técnica el cuidado del hogar y promover la participación laboral femenina. De esta manera construiremos un sistema pensional para las mujeres.
@mcforerolo
Economista de la Universidad de Los Andes y experta en pensiones