Infórmese, para que no se sorprenda
Que no nos sorprendan los resultados y luego duremos cuatro años quejándonos por nuestros gobernantes
Los derechos y deberes trascendentales de nuestra vida debemos ejercerlos con la más alta responsabilidad, no a ciegas, no ignorantes, no a la ligera, no presionados ni cohesionados y mucho menos dejándonos llevar por pasiones mal cimentadas en la carencia de información o de creencias sin arraigo. Esta responsabilidad lo primero que exige es una profunda conciencia en nuestros actos y los elementos más completos para decidir.
El voto es ese derecho y ese deber que tenemos los ciudadanos y que debemos llevar a cabo con la más estricta responsabilidad de absoluta conciencia y conocimiento. Nuestro apoyo a las instituciones que nos rigen y a la democracia es la manera más positiva de aportar a la vida política, cívica y comunitaria de nuestro país.
Esta responsabilidad tiene tres puntos importantes que debemos tener en cuenta: El primero, informarnos al máximo, la educación electoral juega un papel crucial en todos los ciudadanos para las justas que se llevarán a cabo este 29 de mayo, en la que se escogerá a quien dirigirá nuestra nación por los próximo 4 años.
Es imperativo conocer, además de los programas de gobierno de los candidatos, su historia, su trayectoria, tratar en lo posible de conocer al ser humano, su vida familiar, entendiendo un poco más los entornos en los que se ha desenvuelto conoceremos también su estructura, sus capacidades, cualidades personales. Hay entornos que comunican más, que lo que les escuchamos en sus debates, discursos y programas. Todo esto es fundamental a la hora de ejercer el derecho al voto de forma limpia e informada.
Analicemos y estudiemos sus programas de gobierno, los cuales deben contener: diagnóstico por municipios y departamentos, un candidato debe tener en la cabeza a su país, y los problemas que va afrontar; ser un visionario en cuanto al desarrollo de la nación, tener claridad y visualizarse en cómo quiere entregarnos el país a los ciudadanos al finalizar su periodo, conocer a cabalidad la situación financiera y de dónde obtendrá los recursos para cumplir con sus propuestas. Estos son solo algunos puntos, pero todos ellos deben generarnos confianza y credibilidad. La labor que le estamos encomendando es muy importante.
El segundo punto y este es específicamente dirigido a quienes somos padres, educadores o tutores; como parte de la responsabilidad que tenemos en la construcción de nuestra democracia, está el educar a nuestros jóvenes desde cierta edad para que su interés por el análisis, la historia nacional y mundial y por informarse sobre sus opciones, para el día que les corresponda acercarse a las urnas se incremente y sea para ellos una necesidad. Para que cuando cumplan la mayoría de edad puedan hacerlo a conciencia y no a la ligera o más peligroso aún movidos por pasiones, tendencias colectivas y un profundo desconocimiento. Y con esto traigo a colación una cita muy conocida, del filósofo español Santayana: ”Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”
Un importante porcentaje de la población, que puede ser decisivo y relevante en los resultados, ha cumplido y está cumpliendo 18 años y está listo para ejercer su derecho y responsabilidad en las próximas elecciones presidenciales, así que ¡Padres y educadores! a ellos debemos darles todas las herramientas para tomar una decisión con discernimiento. Deben saber claramente que con nuestro voto construimos democracia.
Al momento de votar nos encontramos en la urna, solo en compañía de nuestra conciencia y en ese momento nuestra única herramienta es el conocimiento y los objetivos que tenemos para un mejor país; debo saber los motivos por los que elijo a un candidato y estar seguro de ellos, no hacerlo por alguien más, ni por nada a cambio; somos completamente libres de hacerlo por quien queramos, pero insisto, esa libertad tiene responsabilidad.
Un votante bien informado va a tomar mejores decisiones, el proceso democrático implica brindar las herramientas más completas para que haya una votación informada y así ejercer el derecho y el deber del voto. Lo cual sería el tercer punto en esta gran responsabilidad, acercarse a las urnas, no abstenerse de votar, levantar nuestra voz y elegir.
Que no nos sorprendan los resultados y luego duremos cuatro años quejándonos por nuestros gobernantes, si no hemos ejercido nuestro deber como corresponde: ¡Informémonos a conciencia, eduquemos a los jóvenes y salgamos a votar!