Nivelación escolar, imperativa
Antes de la pandemia el porcentaje de estudiantes que repetían el año era de 2%; a partir de la reapertura se elevó a 5%, más del doble.
Ya lo venía notando yo, no solo como mamá, si no como miembro de instituciones educativas, y me parecía inaudito que niños tan inteligentes, despiertos y creativos; que venían en sus procesos de aprendizaje como unas flechas veloces, de un momento a otro se vieran frenados abruptamente y, justo tras la reapertura, se evidenciaran fallas importantes en su desarrollo del lenguaje, evolución de su lecto-escritura y atención, además competencias socio emocionales y más notorio aun cuando comenzaban su proceso con un segundo idioma.
Estoy hablando específicamente de aquellos niños que ese difícil e inolvidable 2020 los atrapó con edades entre los 3 y los 6 años, periodo específico en el que los niños están en pleno desarrollo de estas áreas esenciales para la vida.
Por más de que las clases y la vida en las aulas se haya restaurado normalmente, los impactos de la pandemia siguen generando estragos en la educación de miles de estudiantes, no solo en las edades que menciono sino en distintas etapas y de diversas maneras.
Para no ir más lejos, antes de la pandemia el porcentaje de estudiantes que repetían el año era del 2%, mientras que a partir de la reapertura se elevó al 5%, más del doble, esto significa que alrededor de 393.000 estudiantes perdieron el año tras la reapertura.
Estas cifras y más aún la realidad que vemos en los hogares con los niños, es que no se hizo mayor esfuerzo por la nivelación escolar y se retomaron las actividades con los programas normales, como si nunca se hubiera detenido el tiempo de la manera en que lo vivimos. El sistema educativo no podía haber pasado por alto este hecho tan grave, y los programas y currículos debieron modificarse a tiempo para reforzar todos los vacíos que dejó el encierro y la distancia de las aulas.
Los más afectados finalmente son los niños, la presión que están viviendo, están sometidos a altos niveles de estrés por la exigencia frente a unos vacíos que no se les trabajaron y que eran nuestra responsabilidad, no la suya. Son personas que perdieron un año largo de su vida, lo cual los pone en desventaja hacia el futuro, esto hay que resolverlo ya. Las autoridades en educación deben tomar medidas y asegurarse de que los planteles las cumplan, tanto en el sector público como en el privado.
Es imperativo trabajar desde las aulas los problemas de cada estudiante, es un esfuerzo que debe hacer el sector educativo en aras de mitigar el daño y subsanar el futuro; esencial adaptarse a sus necesidades y trabajar en su motivación. En Colombia las instituciones educativas tienen autonomía en sus currículos, sin embargo, en cumplimiento de la ley, debería existir dentro de estos algo que asegure el esfuerzo por la nivelación de cada estudiante, algo trasversal a todas las instituciones cuyo objetivo común sea el mismo: poner al día a los alumnos en estos retrasos de su desarrollo integral y aprendizaje.
Esta situación que han vivido los niños, requiere atención inmediata, de lo contrario se seguirá acumulando en el tiempo y cada vez los vacíos serán más profundos e irreparables.
Periodista y presentadora
@MafeNaviaC