¡Conócete!: las 4 preguntas
Como individuos podemos sufrir decepciones, angustias, temores, incertidumbres, tristezas y todo un extenso abanico de estados mentales.
Me impresiona la sabiduría de los médicos. Podemos sufrir ciertos dolores y otros síntomas durante semanas o meses sin entender para nada que le ocurre a nuestro cuerpo. Basta asistir a una consulta de veinte minutos para que el médico nos diga algo como: “Lo más seguro es que usted tiene esto; le recomiendo este remedio, con esta precisa dosis”.
Casi parece magia. Ocurre que el médico ha dedicado más de diez años de su existencia a estudiar el cuerpo humano hasta en sus menores detalles, y formula las preguntas ante ciertos síntomas.
¿Podría ocurrir algo similar con el autoconocimiento? Que exista un profesional de este arte, el de conocernos, a quien pudiésemos recurrir para consultarle por ciertas angustias, temores, preguntas personales, y sobre todo para tomar decisiones importantes para nuestra vida. No veo por qué no.
Definitivamente, este profesional del autoconocimiento sería de una utilidad increíble; me temo que no daría abasto.
En psicología ocurre algo similar
Si bien nuestra ciencia es demasiado más reciente que la milenaria medicina. Como individuos podemos sufrir decepciones, angustias, temores, incertidumbres, tristezas y todo un extenso abanico de estados mentales.
En días pasados atendí un joven aquejado de meses atrás por un estado de ansiedad generalizado. Le formulé las cuatro preguntas esenciales para buscar conocerlo y orientarme para identificar el origen de sus dolencias. Luego de cuatro minutos le resumí sus respuestas, le indiqué que sí, su nivel de ansiedad estaba muy alto, y que aparte también presentaba señales de infelicidad, una combinación ciertamente peligrosa.
Mi joven paciente quedó asombrado, como me ocurre a mí ante los médicos. “¿Doctor, cómo en tan poco tiempo puede decir tantas cosas de mí? Nunca antes supe si era feliz o infeliz, tranquilo o ansioso, con muchas o pocas cualidades, ni automotivado o apático. Nadie me lo había preguntado, ni yo tampoco”. Increíble.
Agregó: Me quedan varias preguntas, la principal: ¿Cómo sé si en verdad, por ejemplo, mi felicidad es 5 y no 4 o 7?
Me encantan los pacientes que interrogan: sé que nuestra conversación no caerá en el vacío. Me llevo a reflexionar sobre cuánto no ganarían nuestros hijos y estudiantes si tomáramos los pequeños tiempos para enseñarles a preguntar. ¿Lo imaginas? Mucho, demasiado.
Un perfil de cualidades
Las respuestas a esas cuatro preguntas dibujadas a la izquierda del afectograma de otro joven, nos dan maravillosas pistas para conocer a nuestros pacientes; son una puerta de entrada a su mente. Y por supuesto, ¡también y mucho más para ellos mismos! Para ti, para tu pareja, tus hijos -si los tienes- tus amigos, para quienes son importantes. Al formularlas te puedes llevar muchas sorpresas, algunas positivas, otras negativas, pero siempre apuntadas a enriquecer tu auto e inter conocimiento. ¿Eres feliz, tranquilo, con muchas cualidades y automotivaciones?
¡Conócete! Las 4 preguntas
¿Es tu vida FELIZ?
¿TRANQUILA?
¿Posees muchas CUALIDADES?
¿Te consideras muy AUTOMOTIVADO?
La interpretación general es sencilla. Si todas las respuestas están en o sobre 7, genial. No hay mayor motivo de preocupación en los asuntos fundamentales de tu existencia. Le agregaría darte una gran felicitación personal.
Si un par de los factores se sitúa entre 5 y 6 préstale atención. Y no descartes una visita a psicología, siempre es mejor prevenir.
Si ocurre con más de dos factores o algunos se localizan bajo estos puntajes, la recomendación de psicología o psiquiatría es inaplazable; son señales de malestar a las cuales se les debe prestar máxima atención.
Las analizaremos una a una en los próximos artículos, está atento a ellos. Comienzas a dar un paso importante hacia el autoconocimiento, el saber más importante de todos, tristemente hoy olvidado, tal vez para siempre.
Director de autoconocimiento para Colombia, Red Iberoamericana de educación RIE