Los mercenarios de Putin

"La historia de Prigozhin, Wagner y Putin demuestra una vez más que las potencias no tienen amigos ni enemigos sino intereses".


Néstor Rosanía
sept 01 de 2023 05:18 p. m.
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La presunta muerte en días pasados del líder militar del grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, deja muchas suspicacias sobre el contexto de su muerte. Prigozhin pasó de ser un vendedor de perros calientes y ex convicto, a ser uno de los hombres más poderosos de toda Rusia. 

Prigozhin durante la década de los ochenta fue a prisión durante nueve años. A su salida montó un puesto de perros calientes y comidas rápidas y después empezó una cadena de restaurantes que con el tiempo le permitió convertirse en uno de los millonarios rusos. Su fama le permitió acercarse a las élites políticas quienes le abrieron la puerta para llegar al círculo cercano de Vladimir Putin.

Prigozhin, ya cercano al mandatario ruso, comenzó a manejar la contratación de la comida del ejército y del Kremlin, hecho que le dio un músculo financiero para diversificar sus negocios y así entró al sector de la ciberseguridad, donde ganó importantes contratos. 

Para 2016 fue el encargado de influir en las elecciones de los Estados Unidos, hecho que el Kremlin negó pero que el propio Prigozhin orgullosamente terminó aceptando tiempo después. En esta escalera de negocios y contratos el siguiente paso de Prigozhin fue entrar al mundo de la guerra como mercenario. Montó un ejército privado que según los cálculos de la inteligencia del Reino Unido puede tener alrededor de 50.000 efectivos.

Este ejército irregular de mercenarios llegó a desarrollar las capacidades militares de un ejército regular: hombres de infantería, caballería mecanizada, comunicaciones, artillería y capacidad aérea. Wagner se convirtió en uno de los ejércitos de mercenarios más grandes del mundo y le dio el músculo y la capacidad militar para que Putin le pidiera a Prigozhin salir a combatir al ejército ucraniano tras la invasión rusa.

Las derrotas militares del ejército ruso hicieron que el grupo Wagner entrara a recuperar territorios y adelantara acciones ofensivas, hecho que le generó admiración y aceptación dentro de las élites rusas y el Kremlin. El poder de Wagner crecía ante los ojos del mundo y la preocupación de la OTAN, pero el 23 y 24 de junio todo cambió: Prigozhin apareció ante las cámaras criticando duramente al alto mando ruso aseverando que no había proporcionado la logística necesaria a sus hombres, que han tenido problemas y enfrentamientos internos, que sus tropas ante la incapacidad de los generales rusos se tomaban la ciudad de Rostov del Don y que Wagner avanzaría vía a Moscú.

La reacción del Vladimir Putin fue la de calificar este hecho como "una traición y una puñalada por la espalda". Tras días de incertidumbre frente a este intento de golpe se anunció que Putin y Prigozhin llegaron a una negociación donde las tropas de Wagner pudieran salir a Bielorrusia o unirse al ejército ruso y el mercenario saldría del teatro de operaciones ucraniano. 

Según los voceros del Kremlin, Putin los había perdonado. Días después se supo que Prigozhin se movía por San Petersburgo, Bielorrusia y finalmente se le volvió a ver en un vídeo en África donde anunciaba que comenzaba acciones ofensivas contra facciones de Al- Qaeda y el Estado Islámico.

Pese a este anuncio, varios analistas en seguridad preveían que Prigozhin era un hombre muerto, que Putin enviaría un mensaje no solo a sus enemigos sino también a sus aliados frente a una posible traición. Semanas después se conoció la noticia que fue ratificada por el Kremlin en la cual un avión privado que viajaba de Moscú a San Petersburgo con diez ocupantes se había accidentado. Dentro de los ocupantes estaba Prigozhin y Utkin, los dueños del grupo Wagner. Porque el alto mando ruso no había neutralizado a Prigozhin en pleno levantamiento armado. Varios analistas coinciden en que se necesitaba una transición dentro del grupo Wagner para que llegaran nuevos mandos y cuadros sin afectar las operaciones que adelantan en diversas partes del mundo. 

Cabe recordar que el grupo Wagner no solo está combatiendo en Europa, sino que su músculo financiero está en proteger las minas de oro, diamantes, petróleo, carbón, gas y otras inversiones de oligarcas rusos europeos y asiáticos por el mundo, razón por la cual la transición tenía que ser cuidadosa para no afectar los intereses de otros aliados de Putin.

Prigozhin desaparece de la ecuación y veremos en los próximos meses quién tomará el liderazgo público del grupo Wagner y cómo seguirán sus acciones armadas en teatros operacionales como el ucraniano. La historia de Prigozhin, Wagner y Putin demuestra una vez más que las potencias no tienen amigos ni enemigos sino intereses.

@nestorrosania
Director de Periodismo de conflictos

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