Un círculo vicioso | Por: Carlos Noriega

Seguimos atrapados, como ratones en laberinto, con las mismas propuestas de toda la vida: expansión estatal, asistencialismo subsidiario y agresividad fiscal.


Noticias RCN
mar 30 de 2021 06:00 a. m.
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Por: Carlos Noriega*

Nuevamente estamos en época de elecciones presidenciales, ese tenso periodo donde la agresividad aumenta y el tema principal de toda conversación, como no puede ser de otra forma, es la política.

Un momento marcado por tantas similitudes que parecemos estar viviendo en un recuerdo más que el propio presente. Y aunque muchos periodistas se han esmerado en señalar que estas elecciones estarán marcadas por lo “atípico”, solo basta ver las propuestas de los futuros candidatos para darse cuenta con total desánimo que no existe una verdadera opción sustancialmente diferente a lo que hemos visto en años anteriores.

Seguimos atrapados, como ratones en laberinto, con las mismas propuestas de toda la vida: la expansión estatal, el asistencialismo subsidiario y la agresividad fiscal contra los que generan verdaderamente riqueza y empleos -hablo de las pymes-.

No contentos con esta agobiante trampa, sigue esa dura adicción al discurso populista que entre más mentiras prometa, mayores halagos y aplausos recibe. Como cereza del pastel tenemos a la manipulación emotiva y su infalible formula: la indignación social como protagonistas de los debates esporádicos en redes, para suscribir más votos irracionales.

Estamos encajados en este, un poderoso circulo vicioso el cual nos sigue enterrando más y más en el fango que es el subdesarrollo económico y del que no hemos dejado de descender.

Lo peor es que estamos tan acostumbrados a ese oscuro y húmedo lugar que no nos importa si la rampante corrupción, sin pudor alguno, se pasea por todas las instituciones públicas, desnuda y sin freno.

Tampoco reaccionamos, como se debería, ante la excesiva opulencia de varios senadores, como aquellos que se graban comiendo crispetas en una finca paradisiaca de su propiedad, mirando el debate de otro adinerado senador pregonando, descaradamente, trabajar por los pobres.

Debemos frenar este terrible espiral autodestructivo en el que estamos y lo primero que debemos hacer es no albergar esperanza alguna sobre el actuar de un político.

El Presidente, el Congreso, los alcaldes y gobernadores no pueden cambiar la difícil situación económica en la que estamos, y menos en cuatro cortos años.

Tenemos que tomar nuestro destino en nuestras manos y trabajar sin dependencias por construir un país próspero. Y eso solo se logra con libertad económica y limitando al Estado.

*Administrador de empresas y CEO del medio especializado digital El Bastión.

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