El presidente Petro busca ser figura mundial: las implicaciones para Colombia

Desde su discurso en la ONU, el liderazgo en materia ambiental y la mediación en conversaciones de Venezuela. La agenda del presidente quiere ser internacional.


Santiago Ángel
nov 12 de 2022 06:00 a. m.
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El presidente Gustavo Petro ha dado mensajes claros de que no quiere ser solo el jefe máximo del Estado colombiano, sino convertirse en un líder de la región. Pero también en uno de los referentes de las conversaciones más importantes de este siglo: la política de drogas y el calentamiento global. 

Además de ser el presidente del gobierno colombiano, Petro se ha convertido en un activista de la lucha contra el petróleo y el carbón con los argumentos de fondo frente al cambio climático y el calentamiento global. Aunque Colombia aporta solo el 0.6 % de los gases efecto invernadero, el presidente ha dicho en escenarios internacionales que si Colombia explotara todas sus reservas de carbón, “la humanidad moriría”. Desde Egipto, en la COP 27, dijo que los países debían parar la explotación de hidrocarburos porque es la única forma de detener el efecto del cambio climático. Y en su discurso ante Naciones Unidas comparó a la cocaína con el petróleo y el carbón señalando a estos insumos de “más venenosos” que la droga que produce cientos de miles de muertos por la violencia del narcotráfico año a año en el mundo. 

El liderazgo con las mediaciones en Venezuela 

Si bien para muchos sectores y expertos estos mensajes son radicales y dejan mal parado al presidente, en otros temas su liderazgo está teniendo un efecto corroborado. Petro viajó a Venezuela y le solicitó al presidente del régimen, Nicolás Maduro, buscar caminos para que ese país regrese al Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Menos de dos semanas después de su visita a Miraflores, el propio presidente colombiano confirmó que Maduro sostendrá nuevas rondas de conversaciones con la oposición venezolana en México, de cara a las elecciones de 2024. Y, en esa vía, el embajador, Armando Benedetti, sostiene que uno de los propósitos del acercamiento diplomático es dejar de aislar a Venezuela porque esa política no funcionó (en esto coinciden académicos como el profesor de la Universidad El Rosario, Mauricio Jaramillo), y que Colombia sea garante de las elecciones dentro de un año, con el fin de que la oposición tenga confianza de nuevo. 

La encuesta de Gad 3

El tono del presidente Petro en escenarios internacionales es de don de liderazgo. El problema es que puede ser muy pronto para dar cátedra. Es verdad que en la carrera de la luna de miel y conservando aún gran favorabilidad (en la encuesta de GAD 3 para el Canal RCN su favorabilidad es del 58,5 %) el presidente va bien. Sin embargo, la propia encuesta de la firma española confirma algo que parece cada vez más evidente en Colombia. Los temas de orden público y de controversia política ya no son tan importantes. A los ciudadanos les interesa la economía y en ese aspecto hay una enorme mayoría de ciudadanos afectados que entienden los efectos de la inflación. 

58,8 % de los encuestados creen que el mercado es más costoso; 57,5 % que los servicios públicos son más costosos y un 91,8 % cree que hay un encarecimiento del costo de vida. También un 87,8 % de personas cambió su selección de productos para hacer mercado atendiendo a los cambios en los precios.  Esas cifras son las más relevantes de la encuesta. Y es en el terreno económico en donde el jefe de Estado debe dar resultados rápidos. 

Su reforma tributaria por una meta de recaudo de 20 billones de pesos ya fue aprobada y el dólar mostró un buen comportamiento bajando durante los últimos días. Pero la inflación sigue siendo del 12 % y un aumento exagerado del salario mínimo por alrededor del 20 % obligaría a los empresarios, especialmente los medianos y pequeños, a dejar más personas por fuera del mercado laboral y en la informalidad. 

Por su puesto hay políticas públicas destacables. El Gobierno anunció el fin del giro solidario, para transformarlo en giros a madres cabeza de hogar por el orden de $ 500.000 al mes, una de las promesas de campaña más preponderantes por la exigencia de la renta básica durante las protestas de 2020 y 2021. 

Eso significa impactar en la pobreza y pobreza extrema para sacar a más colombianos de esa zona e impulsarlos hacia un derrotero de mejor calidad de vida digna. Pero buena parte del país está sintiendo una presión constante con más impuestos y un apretón obligado a sus bolsillos, pero con un panorama financiero difícil y bienes y servicios en aumento de costo todos los días. 

Y, mientras que la economía sigue siendo un dolor de cabeza, en las últimas semanas vimos hechos de violencia brutal contra las mujeres; una discusión sobre la idoneidad de un metro elevado para la primera línea en Bogotá; y los proyectos de la reforma política y el código electoral que quieren ser aprobados sin mucho debate en el Congreso. 

El presidente tiene muchos problemas en su propia casa. Y es importante que antes de los discursos internacionales dando cátedra sobre el “descarbonización” y el fin de la explotación de hidrocarburos, la economía del país se ajuste, haya resultados medibles en la política de justicia para los crímenes de género y se concrete la primera línea del Metro, aunque eso signifique abandonar el ego de los proyectos del pasado. Los ciudadanos quieren que los discursos bien hechos con fondo suficiente pasen a trascender en la vida cotidiana y lo primero debe ser controlar la inflación, mantener la inversión y generar empleos, no perderlos en los próximos meses. 

Es verdad que dos de los talentos del presidente de Colombia son el liderazgo y la oratoria. Pero sería importante que el mandatario conservara el foco de sus talentos en resolver rápido los problemas reales de la economía y la inseguridad de los colombianos, antes de dar línea incontrovertible sobre los problemas del mundo.

@santiagoangelp
Director de NoticiasRCN.com

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