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Científicos identifican un nuevo canal sensorial entre bacterias y neuronas

Científicos han descubierto un posible nuevo sentido humano que conecta directamente el intestino con el cerebro.


Noticias RCN

jul 23 de 2025
08:59 p. m.

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Durante años se ha hablado de la profunda conexión entre el intestino y el cerebro, pero una nueva investigación sugiere que este vínculo va mucho más allá de una simple interacción fisiológica.

Investigadores de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, han identificado lo que podría considerarse un nuevo sentido humano, capaz de detectar señales moleculares del intestino en tiempo real y modificar nuestro comportamiento, especialmente en lo relacionado con el hambre y el estado de ánimo. Lo han bautizado como “sentido neurobiótico”.

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Un “sexto sentido” entre bacterias y neuronas

El estudio, realizado en ratones, analizó la acción de una proteína bacteriana llamada flagelina. Común en el intestino, esta molécula es conocida por activar el sistema inmune, pero los investigadores querían saber si también podía enviar señales directamente al cerebro. Tras administrar flagelina a roedores en ayuno, notaron que estos comían menos de lo habitual, lo que indicaba que su apetito estaba siendo influido por esta señal.

La clave de esta comunicación radica en las células llamadas neurópodos, ubicadas en el colon, que actúan como enlaces entre las bacterias intestinales y el sistema nervioso a través del nervio vago. Al desactivar los receptores sensibles a la flagelina, los ratones continuaban comiendo como de costumbre, lo que reforzó la hipótesis de que esta proteína envía un mensaje que el cerebro traduce en acción inmediata.

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Nuevas terapias para la obesidad y la salud mental

El descubrimiento de este “sentido neurobiótico” abre un nuevo campo de investigación con aplicaciones prometedoras. Según los autores, el hallazgo podría ayudar a comprender mejor los trastornos alimentarios, la obesidad y ciertos desequilibrios emocionales. En el futuro, ajustar la dieta o modificar el microbiota intestinal podría convertirse en una herramienta terapéutica para influir directamente sobre el comportamiento humano.

Aunque los estudios aún deben confirmarse en humanos, las similitudes entre los sistemas digestivos de roedores y personas hacen pensar que este nuevo sentido también está presente en nosotros. Si se comprueba, podríamos estar ante una revolución en la medicina neurointestinal y en la forma en que entendemos la influencia de nuestros microbios sobre la mente.

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