Cómo calmar los malos pensamientos: métodos simples que reducen la preocupación
Así puede calmar los malos pensamientos y volver a sentirse en paz. ¿Qué metodos recomiendan?
Noticias RCN
09:28 p. m.
En momentos de sobrecarga mental, aprender cómo calmar los malos pensamientos resulta clave para recuperar la serenidad y preservar la salud emocional.
Estudios indican que el tipo de pensamientos repetitivos y negativos a menudo denominados 'rumiación' no solo afectan el bienestar psicológico, sino que también elevan respuestas adversas en el organismo, como aumento en cortisol o tensión arterial.
¿Qué estrategias permiten calmar los malos pensamientos y reducir la preocupación?
Una técnica sencilla, pero respaldada por la ciencia, es la meditación de atención plena o mindfulness. Investigaciones muestran que esta práctica reduce de forma significativa la frecuencia de pensamientos intrusivos y negativos.
Por ejemplo, un estudio encontró que la meditación guiada basada en aceptación logró disminuir estas ideas perturbadoras en un grupo de 77 participantes.
Además de meditar, una práctica recomendada es la denominada “ventana de preocupación”: asignar un breve periodo cada día para reflexionar sobre aquello que preocupa y durante el resto del día dejar esos pensamientos en pausa.
¿Por qué resulta útil una técnica simple para recuperar la calma frente a los pensamientos negativos?
El mecanismo es más sencillo de lo que parece: al reservar un momento específico para preocuparse, se impide que las ideas negativas invadan todo el día.
De este modo, la mente logra un descanso real y la productividad no se ve tan comprometida. Asimismo, incorporar ejercicios físicos como caminar con atención o respirar profundamente favorece la regulación del sistema de estrés del cuerpo, tal como lo señala la publicación de Harvard Health Publishing.
El uso consciente de la respiración, por ejemplo, se ha demostrado útil para moderar el estado de alerta y anclar al presente.
De esta manera, adoptar la técnica de reservar una “caja” para la preocupación diaria, junto con prácticas como mindfulness o respiración consciente, ofrece un camino accesible y eficaz para aprender cómo calmar los malos pensamientos y recuperar la calma.
Con constancia, ese espacio de control interno se fortalece y previene que la mente quede atrapada en ciclos de ansiedad o rumiación.