Los riesgos de comerse las uñas: un hábito que afecta la salud

El hábito de comerse las uñas, conocido técnicamente como onicofagia, puede parecer inofensivo a primera vista, pero conlleva riesgos significativos para la salud física y mental. Este comportamiento, que a menudo se desarrolla como una respuesta al estrés o la ansiedad, puede tener repercusiones graves en la salud de las uñas, la piel alrededor de ellas y el bienestar general de una persona.

Las uñas están diseñadas para proteger las puntas de los dedos y son una barrera natural contra las infecciones. Sin embargo, morderlas puede dañar esta barrera, permitiendo que bacterias y otros patógenos ingresen al cuerpo. Según la Academia Americana de Dermatología (AAD), morderse las uñas puede causar infecciones bacterianas y virales en los dedos y en la boca, exacerbando problemas como el herpes labial y las verrugas.

Además, el acto repetitivo de morder las uñas puede provocar deformidades permanentes en las uñas, como el adelgazamiento, la separación de la lámina ungueal de la piel (onicólisis) y el crecimiento irregular. Esto no solo afecta la estética de las manos, sino que también puede causar dolor y sensibilidad.

Comerse las uñas: un impacto en la salud bucal

Comerse las uñas también puede tener consecuencias para la salud bucal. La acción de morder constantemente las uñas puede desgastar el esmalte dental y, en casos extremos, causar daños en los dientes, como astillas o fracturas. Según la Asociación Dental Americana (ADA), este hábito puede contribuir a problemas de maloclusión dental (mordida incorrecta) y a la acumulación de bacterias en la boca, lo que aumenta el riesgo de caries y enfermedades periodontales.

La salud mental y emocional que trae comerse las uñas

Desde el punto de vista psicológico, la onicofagia está vinculada comúnmente con el estrés, la ansiedad y el aburrimiento. Las personas que muerden sus uñas como un mecanismo de afrontamiento pueden encontrar difícil dejar este hábito, lo que puede llevar a un ciclo de vergüenza y frustración. Según estudios citados por la Clínica Mayo, la onicofagia puede ser un síntoma de trastornos de ansiedad o de estrés crónico, y puede empeorar con el tiempo si no se aborda adecuadamente.

Aunque morderse las uñas puede parecer una costumbre inofensiva, sus efectos negativos en la salud son significativos. Desde infecciones hasta daños en las uñas y problemas dentales, este hábito puede tener consecuencias duraderas si no se trata. Es fundamental abordar las causas subyacentes, como el estrés o la ansiedad, y considerar técnicas de manejo del estrés y terapias conductuales para ayudar a romper este hábito. Si la onicofagia está afectando significativamente la calidad de vida de alguien, se recomienda buscar ayuda de un profesional de la salud mental o un dermatólogo para recibir el tratamiento adecuado.