¿Vacuna sin aguja?: el parche que revolucionará la forma de luchar contra el covid
Varios estudios demuestran los beneficios a comparación de las dosis aplicadas con inyección. Las grandes marcas ya empiezan a trabajar.
Noticias RCN
09:38 a. m.
Una vacuna sin aguja. Desde que inició la pandemia se multiplican los proyectos de inoculación contra el covid-19 por medio de parches: albores de una propuesta que podría revolucionar la manera en que se administran las vacunas.
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La técnica evitaría las crisis de llanto de algunos niños, temerosos de las jeringas. Pero presenta sobre todo ventajas en materia de distribución, o de mayor eficacia.
Un estudio en ratones revelado el viernes en la revista Science Advances mostró resultados prometedores.
El parche usado es un plástico cuadrado de 1 x 1 cm, con más de 5.000 minúsculas puntas en la superficie, "tan pequeñas que ni pueden verse", describió David Muller, coautor del estudio y virólogo de la universidad de Queensland, Australia, en delcaraciones a la AFP.
Las puntas están recubiertas con la vacuna, penetrando la piel cuando se coloca el parche, que se coloca con un aplicador (parecido a un palo de hockey) y apenas se siente.
Los investigadores usaron una vacuna llamada subunitaria, que reproduce la proteína spike propia del virus SARS-Cov-2.
A algunos ratones se les aplicó el parche durante dos minutos y a otros se les inyectó la vacuna con una jeringa.
En el primer caso "obtuvimos una respuesta de anticuerpos muy fuerte, incluso en los pulmones, lo que es importante para el covid-19", señaló el investigador, que destacó que los resultados "rebasaron" por mucho los de la vacunación por aguja.
En segundo lugar, se evaluó la eficacia con una sola dosis: usando un adyuvante para estimular la respuesta inmunitaria, los ratones no "se enfermaron para nada".
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¿Por qué son tan eficaces?
Las vacunas son generalmente inyectadas en forma intramuscular, aunque no presentan "muchas células inmunitarias, requeridas para reaccionar a la vacuna", como tiene la piel, explicó Muller.
Además, la inserción de puntas provoca ínfimas lesiones, que alertan al cuerpo de un problema y estimulan la reacción inmunitaria.
Según el científico, la vacuna en parche es ventajosa porque puede permanecer estable durante un mes a 25°C y una semana a 40°C (contra algunas horas a temperatura ambiente para las vacunas de Pfizer o Moderna). Esto permite una menor dependencia de la cadena de frío, que constituye "un desafío para los países en desarrollo".
También "es increíblemente fácil de administrar", agrega Muller, por lo que ya no necesita personal especializado.
Burak Ozdoganlar, profesor de ingeniería en la universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh, Estados Unidos, también trabaja en los parches desde 2007.
Y ve otra ventaja: "una cantidad menor de la vacuna, administrada con precisión en la piel, puede producir una respuesta inmunitaria similar a la de una inyección intramuscular", subraya en momentos en que escasean las dosis en algunos países.
Ozdoganlar puede producir en su laboratorio 300 a 400 parches diarios, pero lamenta no poder probar las vacunas de ARN mensajero por falta de autorización de Pfizer o Moderna.
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