Así sobrevivió una mujer cuando una palmera le cayó en San Andrés
Este fue el relato de Angie León del impactante hecho, en medio del aniversario con su pareja.
Noticias RCN
12:48 p. m.
Escuchar el nombre de San Andrés solo produce calma, paz y tranquilidad. Viajar a esta parte de colombiano, antes de la pandemia y de los estragos que causó el huracán Iota el año pasado, era sinónimo de unas merecidas vacaciones. ¡Playa, brisa y mar!
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Eso era lo que tenía planeado Angie León en el 2017, cuando aterrizó en la isla en compañía de su novio para celebrar su aniversario y alejarse un poco de las obligaciones académicas que tenían ambos. Cinco días de relajación absoluta en uno de los lugares más paradisiacos del país.
Sin embargo, no todo fue como ellos lo planeaban. Pese a que en los primeros días todo fue una luna de miel, un día antes de regresar a sus hogares, lo fatídico ocurrió. Alquilaron una moto para recorrer la ciudad y visitar la playa San Luis.
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Al llegar a su destino, solo debían usar su bloqueador y disfrutar del sol. Angie extendió una toalla y se preparaba para acostarse a disfrutar del ambiente cuando un fuerte golpe la estremeció a ella y a quienes estaban cerca.
La palmera que quería utilizar como parasol le cayó a la altura de la cadera, generándole un enorme daño. De inmediato, las personas que estaban cerca la auxiliaron y la mantuvieron despierta en esa lucha por no caer inconsciente.
“Durante esos largos minutos de esperar la ambulancia, yo no sentí dolor y tampoco tenía una herida. Solo sentía que mi cuerpo por dentro era como una gelatina que se iba disolviendo a pedazos. Podía sentir cómo todo dentro de mí se movía y era porque estaba toda rota por dentro”, narró Angie en una entrevista con El Tiempo.
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Los daños fueron estremecedores. Tenía la vejiga, el bazo y la cadera totalmente destruidos. Tuvo una cirugía exploratoria para ver qué podían hacer para recuperarla. La noche después de la operación era vital. Si despertaba iba a ser un completo milagro.
Al despertar y, para alegría de todos, podía mover sus extremidades inferiores, así como todos los dedos. Luego fue trasladada a Bucaramanga para realizarle otra cirugía complicada por las fracturas en su pelvis y hueso sacro.
Drogas, morfina, mucha paciencia y ayuda. Todo esto fue lo que tuvo que pasar Angie, tras tantas cirugías y dolores que padeció por la caída de esta palmera. La voluntad de luchar por su vida y volver a sentirse viva la curaron. Hoy en día puede caminar y sonreírle a todo su entorno.
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“Yo me decidí a volver a caminar sin importar lo que costara y durante esos meses mi hija estaba aprendiendo a hacerlo. Viví tan cerca como muy pocos pueden hacerlo el proceso de ver a mi hija aprender a caminar”, concluyó.