El municipio de Cundinamarca donde se decreta soltería por 3 días seguidos

A tres horas de Bogotá, en el corazón del Magdalena Centro, Chaguaní se transforma cada año en el epicentro de una de las celebraciones más singulares del país: el Festival del Soltero.

Aquí, por decreto local, todos —sin importar su estado civil— son oficialmente solteros durante tres días. Una oda a la libertad, el goce y el amor propio, en una cultura que históricamente ha visto la soltería con ojos de sospecha.

Este evento nació en 1972 como una petición colectiva a la Virgen para conseguir pareja, pero con el tiempo se convirtió en una celebración alegre de quienes no la tienen. Hoy, es uno de los festivales más originales y queridos de Cundinamarca, con una identidad propia que pone a Chaguaní en el mapa de destinos turísticos y culturales del país.

Todos los tipos de solteros tienen su lugar en Chaguaní

En el Festival del Soltero, no hay un solo tipo de soltería. El evento reconoce, con humor y autenticidad, las distintas formas de vivir sin pareja. Desde el “soltero buena vida”, que disfruta su libertad sin culpa, hasta el “pega pega”, que no se pierde una pista de baile. También están el “cotizado”, el “gavilán” y el mítico “soltero gotera”, experto en esquivar compromisos.

Este enfoque diverso hace que todos los asistentes se sientan representados. No se trata solo de una fiesta: es una experiencia identitaria donde cada quien puede reconocerse, reírse de sí mismo y compartir con otros una forma de vida sin prejuicios.

Entre historia, comida y rumba: así se vive el festival

Durante el festival, Chaguaní ofrece una programación vibrante que incluye desfiles, cabalgatas, ferias gastronómicas y concursos. Las calles se llenan de música, color y alegría, en una mezcla perfecta entre tradición y rumba. Entre los platos típicos que se pueden disfrutar están los envueltos de mazorca, el fiambre campesino y el pan rebozado.

Pero la experiencia va más allá del jolgorio. El municipio conserva vestigios de su pasado indígena y colonial, como el legado de los Dominicos y la devoción al Señor de la Salud. Su nombre, proveniente de la lengua panche, significa "varón del cerro de oro", y su esencia combina perfectamente historia, espiritualidad y fiesta.