La historia de una mujer secuestrada y violada por quien decía ser su padre y esposo
Mentiras, falsas identidades y varios interrogantes deja la vida de la mujer que fue encontrada inconsciente cerca de una carretera, y falleció en un hospital.
Noticias RCN
12:07 p. m.
La historia comienza cuando una mujer de 20 años, identificada como Tonya Hughes, fue encontrada inconsciente, por unos jóvenes, en una carretera de Oklahoma. Al parecer la joven era una stripper de la ciudad. Ella fue trasladada a un centro hospitalario y allí, aparentemente su esposo, apareció para preguntar por ella, y aseguró que ambos tenían un hijo pequeño.
La mujer falleció por la gravedad de las heridas al ser supuestamente atropellada, sin embargo, al realizarle varias revisiones los doctores descubrieron que en anteriores oportunidades había sido violentada, porque su cuerpo mostraba golpes y fracturas mal sanadas.
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Desde el hospital, el personal intentó contactar a la familia de la difunta, pero se sorprendieron cuando la madre les respondió que ella sí había tenido una hija hace aproximadamente 20 años, pero que falleció siendo una bebé de 18 meses.
La investigación tomó un nuevo rumbo cuando apareció una persona que había trabajado con Tonya, y reveló que tenía sospechas de que su esposo, Clarence Hughes, la maltrataba a ella y al hijo que ambos tenían, llamado Michael. Contó que su compañera de trabajo llegaba con golpes en la espalda y que una vez le comentó que recibía amenazas de su esposo.
Años después el menor fue llevado a un centro de acogida, por las sospechas que tenían las autoridades del comportamiento violento de su padre, el esposo de Tonya. Sin embargo, una prueba de paternidad reveló otro interrogante: Michael no era su hijo.
Meses después, Clarence, evidentemente alterado por la noticia, secuestró al menor del colegio en el que estudiaba, y desde ese día, las autoridades no volvieron a saber sobre su paradero.
Al parecer, Clarence Hughes tampoco existe
El FBI intervino en la investigación y reveló nuevos hallazgos. Se conoció que en el año en el que Tonya falleció en el hospital, una persona, diferente a su esposo, llamado Franklin Delano, había reclamado un seguro. Este sujeto tenía antecedentes judiciales por secuestro, violación, hurto, y robo de identidad. Por lo que Clarence Hughes nunca existió, era una falsa identidad.
La investigación no terminó allí. Las autoridades hicieron pública una foto de Tonya para que las personas que conocieran a la pareja pudieran acercarse a la Policía y brindar información; sin embargo, la fotografía de la mujer al parecer no era ella.
Un agente del FBI recibió una llamada de una persona que aseguró haber asistido al colegio con la mujer de la foto, pero que su nombre no era Tonya, sino Sharon Marshall. La testigo describió a Marsahall como una excelente estudiante, pero contó que tenía una situación familiar difícil, porque su padre era controlador.
Cuando le mostraron a la misma testigo una foto del supuesto esposo de la Tonya, respondió que él no era su esposo, sino su padre, y que no se llamaba ni Clarence Hughes ni Franklin Delano, sino Warren Marshall.
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La aterradora historia de la mujer le generaba más interrogantes a las autoridades, pues la testigo además dijo que, en una ocasión, estaba durmiendo en la casa de su amiga de clases y su padre entró a la habitación con una pistola y violó a su hija delante de ella. Según la mujer que llamó a las autoridades, Sharon quedó embarazada y nadie volvió a saber nada sobre ella, porque desapareció junto a su padre.
¿Cuál es la verdad?
Las autoridades establecieron que el victimario era Franklin Floyd, un violador, asesino y ladrón, que tuvo varias identidades, y que sostuvo una relación con Sandi Chipman, una mujer que tenía cuatro hijos, entre estos una menor de cinco años. Chipman, tuvo problemas con las autoridades y por esa razón Floyd se quedó con la niña, le cambió el nombre varias veces y la presentó como su hija.
El hombre fue detenido por las autoridades, e inicialmente recibió una pena de 52 años de cárcel, sin embargo, tras comprobarse que no era el único crimen que había cometido, recibió una pena de muerte, que, hasta el presente año, no se ha ejecutado.