'La tierra y la sombra', galardonada en el Festival de Cannes

La cinta del director César Acevedo recibió tres reconocimientos: el premio de la Sociedad de Autores, premio revelación y el premio del público.


Noticias RCN

may 21 de 2015
08:22 p. m.

Unirse al canal de Whatsapp de Noticias RCN

Una casa perdida en un mar de cañas de azúcar es la cárcel emocional en la que se desarrolla "La tierra y la sombra", una sobrecogedora ópera prima del colombiano César Augusto Acevedo, muy bien recibida en Cannes.

Proyectada dentro de la Semana de la Crítica, este proyecto que tardó casi ocho años en hacerse realidad le sirvió al joven caleño para sanar sus propias heridas.

La película narra el regreso de un campesino a su hogar, ubicado en el valle del Cauca, que abandonó su casa años atrás y vuelve para ayudar a cuidar de su hijo moribundo mientras su mujer y su nuera trabajan como corteras de caña.

En el aire flota polvo en suspensión y del cielo llueve ceniza procedente de la caña quemada, elementos que provocan en el espectador una sensación casi física de ahogo.

De ritmo lento, casi moroso, pero dotada de una gran potencia en sus personajes, la obra no esconde sus rasgos biográficos y tampoco se recrea en el sufrimiento de unos seres austeros, dotados de una inmensa dignidad.

"Empecé a los veinte años. Mi madre acababa de morir y mi papá era como un fantasma y mi imposibilidad de generar recuerdos me condenó a olvidarlos. Quise hacer una película que me permitiese hacerle frente al olvido y volver a las personas que más amaba", explicó Acevedo en una entrevista.

Por eso, en "La tierra y la sombra" los sentimientos, muchas veces no exteriorizados, van muy por delante de la narración, que avanza despacio para permitir que los personajes indaguen en sus propias emociones.

"Desde el principio supe que no quería hacer un film que tuviera su forma en el realismo sino que apuntara más a lo poético. Los personajes no hablan tanto porque viven un encierro no solo físico, por la casa y el lugar, sino emocional", reflexiona Acevedo.

Son los últimos días de una familia que tiene "poco tiempo para decirse todo lo que sienten o lo que ni siquiera sospechan que llevan dentro. Al final hay una cercanía, pero es por el dolor".

El contexto de la película se basa en la serie de conflictos sociales entre los corteros de caña de azúcar y sus empleadores, que los hacen trabajar por salarios muchas veces ridículos y que tardan en pagar.

Esa realidad, precisamente, hizo más complicado el rodaje, ya que los terratenientes del lugar no quisieron que se filmasen esas reivindicaciones en sus campos.

"Es triste y complicado ver que sus intereses están por encima de los seres humanos", dice Acevedo en alusión a los dueños de las tierras. Frente a eso, contactaron con sindicatos de trabajadores para pedirles permiso, pero eso implicó grabar cada día en un sitio y hacer viajes de más de tres horas diarios.

Al no encontrar actores profesionales que le satisficiesen, Acevedo decidió trabajar con habitantes de la región.

El protagonista que lleva el peso del drama sobre sus hombros, Alfonso (Haimer Leal), era, por ejemplo, el señor encargado del aseo y de llevar el café en el teatro en que hacían los casting, explica Acevedo.

Los campos de caña de azúcar son otro personaje más de la película: lo han devastado todo y encerrado la casa familiar en medio de la desolación.

"Es importante ver cómo ese progreso puso en riesgo la memoria y la identidad de toda esa región", dice el director, quien revela que gran parte del equipo enfermó por las durísimas condiciones ambientales del rodaje.

Inspirado por dos maestros como Adrei Tarkovsky y Robert Bresson, la ópera primera de Acevedo ha recibido el aplauso de la crítica en Cannes, aunque deberá esperar hasta el segundo semestre para llegar a su Colombia natal.

Allá, espera poder proyectarla en el valle del Cauca ante sus gentes, los mismos corteros que aparecen en el filme, para poder "compartirla con todos ellos".

EFE

Unirse al canal de Whatsapp de Noticias RCN

Otras noticias