"Me hacían exorcismos lanzándome agua bendita": crudo relato de mujer trans colombiana

Danne Aro Belmont. / Foto: Instagram @dannebelmont

Le contamos el testimonio de la colombiana de 29 años que intentó dejar de ser homosexual, acudiendo a terapias de conversión, una práctica usual en Colombia.


Noticias RCN

abr 20 de 2022
10:36 a. m.

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Danne Aro Belmont, colombiana de 29 años, cuenta su experiencia en la “terapia de conversión”, que según sus padres le quitaría su homosexualidad. “Me llevaron a una Iglesia católica, donde me hacían exorcismos que duraban horas y al final me preguntaban si seguía siendo gay”, relata Belmont en entrevista a la BBC.

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Las terapias de conversión son una práctica basada en conceptos religiosos y pseudocientíficos. Buscan cambiar o reprimir la orientación sexual o identidad de género de las personas, para que adopten la heterosexualidad, puede ser por medio de medicinas, electrochoques, internamientos forzados en "clínicas" y exorcismos. Este “tratamiento” también se realiza en Colombia, de acuerdo con un informe del 2020, de la Fundación Thomson Reuters, una de cada cinco personas LGBTQ+ se sometió a una terapia de conversión, aumentando a una de cada tres en las personas trans. Danne Belmont, es una de esas personas que tuvo que someterse a las terapias de conversión, la mujer recuerda los momentos traumáticos que vivió.

"Me echaban cenizas y me decían que mi espíritu estaba marcado y que había que limpiarlo", cuenta Danne.

La infancia de Danne Belmont para "dejar de ser gay"

La colombiana afirma que sus padres descubrieron su identidad sexual a sus 11 años, cuando escucharon una conversación que ella tenía con un amigo, “nos interrumpieron y empezaron a hacer muchas preguntas”. Luego de confirmar que a su hijo le gustaban los hombres, ellos empezaron a buscar información sobre el tema e incluso consultaron varios especialistas.

Los conceptos médicos coincidían en que la carga hormonal de la joven estaba baja, por esta razón le hicieron tomar pastillas para subir sus niveles de testosterona. Otros doctores "decían que era así porque mi mamá me había consentido mucho o que quizá me habían violado, aunque eso nunca pasó", afirma.

Finalmente, los padres de Danne consultaron con una psicóloga cristiana que les dio información sobre los “procesos de corrección sexual” que cambiarían a su hijo a través de la religión y espiritualidad. A sus 16 años, la colombiana inició los tratamientos.

Terapias de conversión de Danne Belmont

Su familia no le informó que iba a realizarse uno de estos procedimientos. Un día le pidieron a Danne que los acompañara a hacer unas diligencias y cuando llegaron a la iglesia la menor se dio cuenta de lo que le esperaba. "Los pastores ya sabían todo sobre mí. Me llevaron al púlpito y empezaron a rezar por mí y por otras personas que estaban allí", continua, “luego de las oraciones me preguntaban si seguía siendo gay”.

El ritual de conversión duro algo más de una hora. Danne afirma que estaba muy cansada tras las sesiones, y que los encargados le decían que eso se debía a que los espíritus estaban “abandonando su cuerpo”.

Varios meses después, Danne nuevamente volvió a ser sometida a una segunda terapia, esta vez a las afueras de Bogotá. "Me hacían exorcismos, lanzándome agua bendita. Ponían cirios por todos lados, me hacían cruces con cenizas y hablaban de lo que estaba mal en mí y mi orientación sexual". Su retiro duro seis días en los que la obligaban a rezar durante todo el tiempo, amenazándola con no brindarle comida ni dejarla dormir.

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Para descansar de las terapias a las que era sometida, Danne le aseguró a sus padres que ya no era homosexual "Inicialmente les dije que había cambiado. No quería seguir peleando y si les decía que me sentía igual que siempre, las terapias iban a continuar, lo que no era sano para mí". Sin embargo, su orientación sexual seguía siendo la misma.

A medida que fue creciendo, la mujer se informó acerca de lo que significaba pertenecer a la comunidad LGBTIQ+, habló con sus padres y les confesó que seguía siendo homosexual.  Comenzó a interesarse además por la defensa de los derechos y la diversidad y se convirtió en una activista en la materia, razón por la que fue expulsada de su colegio.

Actualmente, la mujer trabaja como directora de la Fundación Gaat, un grupo de acción y apoyo a la comunidad trans. Se dedica a denunciar que las "terapias de conversión siguen siendo demasiado comunes", tanto en Colombia como en América Latina y países en los que es una práctica prohibida. Danne hizo un llamado a desnaturalizar estas terapias, para evitar que más personas caigan en esto. "Hay muchas formas en las que buscan aniquilar nuestras experiencias, tránsitos, expresiones y vidas, pero solo juntes podremos hacer que está ya no sea otra forma de aniquilación y logremos por fin darle un lugar seguro, tranquilo y garante de derechos a esas otras infancias LGB y T", señaló la mujer en sus redes sociales. 

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