Videojuegos, el hobby al que los padres deben perderle el miedo

Foto: Pexels

Que tu hijo pase un tiempo frente al PC o con una consola no debe ser algo de temor, pero sí de buena gestión.


Juan Diego Ríos

mar 17 de 2022
06:26 p. m.

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Los videojuegos ya no son solo la diversión de un grupo de niños en una tienda en el barrio. Hoy los videojuegos son un producto cultural, un medio de comunicación, arte y también una herramienta de aprendizaje muy grande.

Si bien muchos adultos son ajenos a este tema, por poco gusto o por desconocimiento, eso no implica que sea un hobby al cual hay que tenerle miedo y querer restringir a los hijos a su acceso. Pero tampoco es el otro extremo de total libertad, y se necesitan tener unos límites para que estas horas de diversión sean de gran provecho y no un problema o una excusa de pelea con los niños.

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David Ferriz es un desarrollador de videojuegos español desde hace 16 años, tiempo en el que ha dedicado gran parte de su trabajo al desarrollo de juegos educativos, y que actualmente está en estudios como DevilishGames y Spherical Pixel.

Pero, adicionalmente, también es padre de un niño de 3 años y una niña de 6, por lo que la organización en su casa entorno a los videojuegos es un tema de rigor, abriendo la puerta a que generen interés, pero que sepan los limites que hay, las opciones que se encuentran y las oportunidades que se deben aprovechar.

Perder el miedo a que tu hijo juegue videojuegos

“Creo que los videojuegos al igual que otros productos culturales como el cine, las series o la televisión nunca deberían ser la única vía de entretenimiento o educación de los niños. Al igual que otros productos culturales, existen videojuegos diseñados para todo tipo de edades y finalidades”, cuenta Ferriz.

Y sí, así deben verse en primer lugar los juegos de video, como una forma más de diversión que se puede sumar a otros gustos como la lectura, salir a la calle a jugar o quedarse en casa con los juguetes propios. Sin miedo a que vivan las aventuras que un videojuego les pone al frente, porque esos retos son otra forma más de estimular su crecimiento y fomentar su educación.

Los videojuegos alimentan la imaginación, incitan a leer, fomentan el compañerismo, desarrollan habilidades motoras, el conocimiento espacial, y lo hacen mientras el usuario se divierte. Creo que jugar es una de las mejores formas de aprender y cuando hablo de videojuegos, no me refiero únicamente a los videojuegos que se venden en las tiendas”, aseguró el desarrollador que trabaja para DevilishGames y Spherical Pixel, este último estudio dedicado a juegos educativos.

Y en su casa, el efecto positivo de los videojuegos lo ha presenciado directamente en sus hijos. “He visto cómo los videojuegos han servido de incentivo para que mi hija dibuje sus personajes favoritos en papel, también le han servido de motivación para salir a pasear y explorar la naturaleza en la vida real e incluso creo que le han ayudado a aplicar la lógica para resolver algunos problemas”.

¿Cómo se debe brindar un acceso optimo a los videojuegos en los niños?

Esta es una pregunta que siempre pasa por la cabeza de los padres, porque temen por que su hijo caiga en un ‘vicio’ y pase horas sin salir a la calle, o incluso corra riesgos al estar en internet. Pero la mejor forma es primero dejar que todo se dé forma natural.

“Con mi hija mayor hemos empezado a jugar a algunos videojuegos hace un par de años mientras estábamos confinados por la pandemia. El primer contacto importante fue con Zelda: Breath of the Wild. Ella me veía jugar y le gustaba mucho todo lo que podía hacer: trepar, correr, montar a caballo, explorar. Aunque al principio no se atrevía a jugar, al rato me pidió el mando y comenzó a recorrer el escenario y disfrutar del juego evitando a los enemigos, pero no le gusta pelear con los enemigos. Al ver que ella mostraba interés, decidí jugar con ella a juegos más adecuados para su edad: Mario Kart 8, Alba: a wildlife adventure e incluso Onirike (que es un juego desarrollado por su empresa). La incursión está siendo lenta, no jugamos más de 3 o 4 horas a la semana, y siempre lo hacemos juntos”, asegura David, como ejemplo.

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Y es que los propios videojuegos brindan herramientas para que los padres sepan cómo ordenar el acceso de los menores a ellos. El primero es que existen clasificaciones para cada juego, ya que algunos son para mayores de edad por su violencia, contenido o historia. Y es ahí donde debe haber una supervisión para saber qué contenido están jugando y así mismo estar seguros de dejarles disfrutar de este hobby.

“No sé si por desconocimiento o por desinterés, pero al igual que no dejaría a mi hija de 6 años ver El Padrino, tampoco le permitiría jugar al GTA V. Tanto El Padrino como GTA V son obras maestras y me encantan, pero evidentemente no son adecuadas para ciertas edades”.

Los videojuegos, un motivante para salir de casa

Otro miedo que seguro viven los padres, es el tiempo que pasan sus hijos en la consola o el PC, y que esto los limite a salir a jugar con otros niños, a tener otras experiencias y quedarse en casa. Pero David Ferriz nos da dos ejemplos de cómo él con su hijo logró que los videojuegos fueran un detonante para que hicieran actividades manuales y también a que salir de casa fuera más divertido.

“En la actualidad, con mis hijos lo que intento hacer es proponerles actividades y juegos ‘reales’ basadas en los videojuegos. Por ejemplo, cuando jugamos a Zelda les hice unas espadas y escudos de madera y salimos a explorar por el campo jugando a ser ‘Link’, también hemos cocinado comida inspirada en recetas de videojuegos o construido ‘videojuegos analógicos’ con cartón y pegamento. Creo que la clave está en pasar tiempo con ellos y proponerles actividades complementarias para jugar en la vida real”, cuenta.

En general, el desarrollador español asegura que lo "importante es elegir videojuegos adecuados para la edad del niño, jugar con ellos y proponerles actividades alternativas como hacer deporte, pasear, dibujar, etc".

Y es que al final la clave, como padres, no está en darles un hobby a los niños y dejarlos que disfruten solos, sino que “necesitamos que los padres se involucren en las aficiones de sus hijos, que jueguen con ellos y se esfuercen en elegir videojuegos adecuados para ellos”. Así se pierde el miedo a lo desconocido.

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