Vivencias del Carnaval: los presos de La Modelo de Barranquilla también viven el Carnaval

Noticias RCN fue testigo de cómo viven el Carnaval los internos de la cárcel Modelo de Barranquilla. Para los reclusos, la fiesta del rey momo es libertad.


Noticias RCN

feb 23 de 2020
08:38 p. m.

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No es un día cualquiera ni en Barranquilla, ni en la cárcel Modelo. Es sábado de carnaval, aunque esté encerrado el cuerpo lo sabe. 

Tras las rejas, los pasillos al igual que la vía 40 se llenan de marimondas y negritas puloy. 

“Esto es una forma de expresar lo que de verdad sentimos, a pesar de que estamos aquí encerrados en cuatro paredes nosotros también somos personas ¿y Barranquilla qué es?: Carnaval”, afirma Javier Antonio López Bermúdez, uno de los internos de la cárcel.

A la una de la tarde empieza el recorrido de la Batalla de flores. Las gradas construidas en la vía 40 desbordan alegría. 

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En la cárcel modelo nadie quiere perderse el desfile, entonces improvisan un palco VIP.

Para Carlos Duque, director de la cárcel Modelo de Barranquilla "realmente los internos del pasillo 6 del patio 3 son privilegiados porque tienen estas ventanas que dan a la vía 40”.

Ni uno ni miles de candados podrán encerrar la ‘batalla de flores’ que hay en el corazón de súbdito del rey Momo. “A pesar de las condiciones podemos gozarnos en pleno palco a pesar que somos internos", afirma Jony Molina, otro de los reclusos.

Quisieran escapar del infierno y como diablos arlequines escupir la llama carnavalera, por eso, como lo dice Jony, "gozamos estupendamente porque aquí quien lo vive es quien lo goza. ¡Qué viva el carnaval!”.

A la distancia parece que bailaran con la reina, como si la soberana les coqueteara. “Cuando la reina saluda es como si fuera la novia de nosotros”, opina Javier Antonio.

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Experimentan la misma euforia de la gente en la calle. Es como si los barrotes y las paredes dejaran de existir y pudieran vivirlo y gozarlo.

“Los que participan saben que están los internos y se puede observar cómo los saludan y hacen las gracias de cada comparsa”, afirma el director de la institución penitenciaria.

Alejado del mundano concepto empañado por el licor, el desorden y la espuma, la palabra carnaval se convierte en sinónimo de libertad. Una vivencia inexplicable, magia especial que lleva a volar el alma y la mente, aunque el cuerpo esté condenado en una celda.

“Te alienta a que tú tienes que salir de aquí, a que allá afuera algo te está esperando”, confía Javier.

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